Fuera del núcleo urbano, en la partida de Penella, se encuentra este interesante exponente de la adecuación de la arquitectura al entorno natural. El origen defensivo de la torre derivó en un símbolo de poder feudal. Es uno de los más destacados ejemplos de arquitectura de la primera época cristiana. fortificaciones de épocas anteriores.
La estructura del castillo, restaurada recientemente, es uno de los símbolos vivos del municipio. La torre, de planta cuadrada, consta de dos alturas. En el primer piso se encuentra un patio de luces con el aljibe, la capilla y un almacén. La planta superior, en la que residían los señores del castillo, se completa con una terraza rematada con un cuerpo volado, sobre cornisa con almenas, y paseo de ronda. Este edificio es un buen ejemplo del primer estilo gótico militar. En esta ubicación se encuentran restos de fortificaciones de épocas anteriores.
Una visita al centro histórico permite disfrutar del Museu Fester en dos vertientes. De una parte, el edificio alberga gran interés arquitectónico por la conservación de su estructura. Por otra parte se encuentra una amplia muestra de trajes, armas y programas de las fiestas de Moros y Cristianos, así como el archivo municipal.
Fuera de la muralla que envolvía la Vila, se encuentra este barrio ocupado entonces por la población morisca. Un trazado laberíntico de calles empinadas y blancas casas que se ciñen a la montaña, ofrece un pintoresco paisaje rural urbano.
Roger de Lauria, primer señor de la Concentaina medieval fue quien construyó la fortaleza en la zona cristiana. El barrio se mantuvo amurallado hasta que el aumento de la población desbordó el perímetro. Sin embargo, el barrio de la Vila todavía recuerda las características de los barrios cristianos durante la época medieval.