Alicante Interior, tierra dulce más allá del turrón

Dicen que a nadie la amarga un dulce. La geografía española está repleta de lugares donde degustar buenos productos gastronómicos, uno de ellos el interior de la provincia de Alicante. Y sí, es una tierra dulce, más allá del turrón.

Para hablar de algunos ejemplos dulces del interior alicantino vamos a poner el foco primero en el citado turrón. Poca gente fallaría la pregunta de ¿dónde se hace el turrón más famoso del mundo? Xixona se ha ganado a base de trabajo artesanal y calidad de este alimento la fama que le acompaña.

La artesanía y buen hacer de los turroneros desde hace décadas han convertido a esta población de interior en lugar de visita imprescindible. Sobre todo en la época invernal, momento en el cual el turrón no falta en las casas de toda España. Este turrón blando es la estrella de las sobremesas navideñas y a partir de él han surgido también elaboraciones culinarias que endulzan muchas comidas en establecimientos de restauración.

Sequillos de Castalla

Cerca de Xixona, en el municipio de Castalla, el dulce típico son los sequillos. La forma de presentarlos es la de una rosca cuya cobertura superior es de azúcar glaseado. Esta masa seca engaña una vez la tienes dentro de la boca, ya que esta textura se deshace en el paladar. Es aquí donde ofrece todo el sabor recogido por años de tradición culinaria. Como en toda elaboración surgida en una cocina, los sequillos tienen variedades. Eso sí, la mayoría tienen ingredientes base que son imprescindibles: huevos, agua, aceite de oliva, azúcar glass y limón.

Esparteros de Alcoy

En esta ruta por la gastronomía más dulce del interior de Alicante hay que hacer parada en Alcoy. La localidad conocida por sus Moros y Cristianos, entre otros aspectos, tiene un manjar poco conocido fuera de sus fronteras: el espartero. Ensaimadas, cruasanes, magdalenas o cocas llenan vitrinas allá por donde vamos, pero si conocieran el espartero, seguro que harían un hueco más para este bollo. Su toque de canela y azúcar lo hacen distinto a otros bollos parecidos. De forma alargada, crujiente envoltura y esponjoso relleno, siguen siendo merienda preferida para muchos alcoyanos y alcoyanas. Acompañarlos con una onza de chocolate es prácticamente un ritual que endulza cualquier tarde, sea en la época que sea.

Genaros de Cocentaina

La localidad más próxima a Alcoy, Cocentaina, también se enorgullece de su dulce más típico: el genaro. Al igual que los esparteros, esta barca de hojaldre solo se puede encontrar en algunas de las confiterías de la villa condal. Tiene una cobertura de higos y azúcar que provoca relamerse los dedos a aquellos que lo prueban.

Sanginosa de Ibi / Foto: Paco Gil

Por último, nos centramos en la localidad juguetera de Ibi. De sus hornos han salido también creaciones con mucho sabor dulce, como el de la sanginosa. Esta pasta se elabora con manteca de cerdo, pero sin azúcar en su masa. A la coca resultante final se le añade por encima azúcar y suele ser el acompañante ideal a un buen tazón de chocolate caliente. De hecho, en el municipio ibense suelen elaborar estas sanginosas en la época de Carnaval y extienden su producción hasta la Semana Santa. En época de frío viene bien una merienda como esta, con todo el sabor y tradición de los antepasados del lugar.

Hay muchos más dulces. Con más o menos fama, con ingredientes que cambian según poblaciones o con un mayor calado en el imaginario culinario. Eso sí, todos reúnen la misma condición de endulzar todavía más una estancia en el interior de la provincia de Alicante.

 

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La olleta, el plato de cuchara más preciado del interior de Alicante

Depende de la zona o población a la que vayas, puede que cambie su denominación. Quizás algún ingrediente. Pero la ‘olleta’ mantiene la esencia de ese plato de cuchara caliente, posiblemente el más preciado del interior de Alicante.

Esta provincia es una de las zonas geográficas en las que más se nota la variación de temperatura según la estación. Con el otoño sobre el verano, es momento de sacar las mangas largas del armario y cambiar el hábito gastronómico. Ingredientes diferentes que nos ayudan a protegernos de la bajada del termómetro.

Los ingredientes que forman esa ‘olleta’ son muchos y variados. Lentejas, arroz, alubias, pencas, acelgas, nabos, chirivías, zanahorias, ajos, cebollas, patatas o costillas de cerdo son algunos de los ingredientes que pueden formar parte de esta delicia de montaña. Conocido en el resto de la península como puchero, este plato era más que una simple comida para nuestros antepasados. Y ahora, la ‘olleta’ sigue siendo en muchos hogares el alimento sobre el que las familias se reúnen los domingos o en celebraciones especiales.

Estos sabores tradicionales no se han quedado olvidados en una receta al fondo de un cajón. También los establecimientos gastronómicos del interior provincial han sabido hacerlas perdurar en el tiempo. Algunos elaboran menús en los que la ‘olleta’ aparece como uno de los platos a elegir.

Si quieres probar a elaborar el plato en tu propia cocina, debes saber que primero hay que dejar las alubias en remojo el día anterior y cambiarles el agua en varias ocasiones. Para cocinarlas, hay que ponerlas en un mismo recipiente con agua fría junto a la carne, las pencas, los nabos y la chirivía.

La elaboración continua con el fuego lento durante por lo menos hora y media y añadiendo agua fría durante este proceso. Luego hay que incorporar el sofrito que se habrá hecho con la cebolla junto a la morcilla. Más tarde, sazonarlo con sal y pimienta, una pizca de azafrán y pimentón y una media hora más de fuego.

 

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Pericana, explosión de sabor con pocos ingredientes

Pimiento rojo seco, bacalao, ajo y aceite de oliva. Son pocos los ingredientes, pero suficientes para formar una explosión de sabor en uno de los platos más típicos del interior de Alicante: la pericana.

Esta elaboración tiene su origen en las comarcas interiores de L’Alcoià y de El Comtat. Como en todo producto gastronómico, existen variaciones a la hora de elaborarla. En algunos lugares la hacen seca y otros caldosa. Los hay también quienes utilizan capellanes en lugar de bacalao. De una manera u otra, es un manjar exquisito.

La forma más extendida de tomar la pericana es junto a tostas o rebanadas de pan. Untar el pan en el aceite que va quedando en el plato es también una debilidad de aquellos que acostumbran a comer pericana. Y es que, como del cerdo, de la pericana se aprovecha todo.

Las personas que elaboran la pericana desde el primer paso hasta el último empiezan esta ‘aventura’ en verano. Es la época en la que se compran los pimientos rojos y se dejan secar unos meses. Con ello se consigue ahorrar el dinero que costarían estos pimientos secos más tarde. Además, una ristra de pimientos secos colgados es una de las imágenes icónicas de las casas del interior de la provincia.

Para elaborar la pericana para 4 personas, por ejemplo, bastará con 4 pimientos rojos secos, 2 dientes de ajo, 50 gramos de miga de bacalao sin sal y 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra. El primer paso, freír los pimientos en aceite, con mucho cuidado y mimo para que no se quemen.

Mientras, en una sartén se pueden ir colocando los ajos y el bacalao junto al aceite. Freído a fuego medio hasta que el ajo tome color será el punto para retirarlo del fuego.

Con el pimiento frío, toca uno de los momentos más divertidos de su elaboración: desmenuzarlos con las manos. Hay que mezclar en un bol estos trozos de pimiento junto con el resto de ingredientes que hemos freído. Consejo: servirlo nada más hayamos troceado el pimiento, ya que así no se perderá el crujiente que se convertirá en sabor en el paladar. Si no puedes servirlo en el momento, guarda el pimiento en la nevera y sácalo en el momento de degustarlo.

Si no eres ‘cocinitas’, no tienes los ingredientes ideales o simplemente quieres que cocinen para ti, Alicante Interior está repleto de establecimientos gastronómicos que elaboran una pericana que hará que te chupes los dedos, una vez los rebañes en la pericana.

 

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El ‘blat picat’, plato de cuchara donde predomina el trigo

La zona interior de la provincia de Alicante tiene una amplia y característica gastronomía donde los platos de cuchara son una base fundamental. La cocina ‘de montaña’ está repleta de elaboraciones calientes y, entre ellas, hay una donde el trigo es la base: el ‘blat picat’.

El nombre del plato viene dado por la forma de elaborarlo. El ‘blat’ (trigo en castellano) se deja en remojo durante varias horas. Más tarde, con un mortero, se pica el trigo para separar el grano de la piel.

Pese a ser una receta tradicionalmente de épocas más frías, su sabor hace que muchos recurran a ella también en estaciones más calurosas. Eso sí, es de los platos que mejor sientan durante esos días oscuros en los que las nubes no dejan observar el azul del cielo mediterráneo.

El ‘balt picat’ va acompañado normalmente de carne de ternera, verduras como el nabo o la chirivía y el toque especial del aceite de oliva virgen extra. Las cosechas de olivar de la zona hacen todavía más autóctono un plato con muchos ingredientes del terreno.

Como muchos otros platos parecidos, como la olleta, es importante que se vaya cocinando a fuego suave. De esta manera se consigue cocinar a la perfección y todos sus ingredientes mantienen el sabor intacto.

Son muchos los establecimientos que lo ofrecen dentro de la gastronomía típica de la zona. Las comarcas que tradicionalmente han cocinado el ‘blat picat’ son L’Alcoià, El Comtat y la Marina Alta, así que tienes variedad de localidades para degustar este trigo picado acompañado de deliciosa carnes y verduras.

 

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‘Bajoques farcides’, el sabor del arroz se potencia al servirlo como relleno de un pimiento

El interior de la provincia de Alicante está repleto de recetas llamadas ‘de montaña’. Platos calientes que en su día fueron grandes aliados de las bajas temperaturas y de las amplias jornadas laborales, se han convertido hoy en sabores tradicionales para cualquier paladar. Uno de ellos es la ‘bajoca farcida’.

Este plato significa en castellano ‘pimiento relleno’. Y de lo que se rellena principalmente es de arroz, además de otros alimentos que completan el sabor exquisito de esta mezcla. Es muy característico de poblaciones como Alcoy, Cocentaina o Muro, pero también se extiende a poblaciones cercanas a la costa. Fuera de las comarcas de L’Alcoià y El Comtat recibe nombres parecidos, pero el sabor que se busca es el mismo.

Pollo, magro, perejil y piñones pueden ser los acompañantes del arroz dentro del pimiento, aunque hay variaciones para todos los gustos. Aquellas personas que los cocinan con asiduidad dicen que es un plato fácil de preparar. Este, culmina envuelto en papel de aluminio y con alrededor de 90 minutos de horno. Al sacar los pimientos, solo queda relamerse la boca con cada cucharada.

ORIGEN

La tradición oral dice que muchos de los platos de horno elaborados en las comarcas del interior de Alicante tienen que ver con la incorporación de la mujer al trabajo en las fábricas. En Alcoy, la tradición industrial tuvo mucho importancia y por eso las mujeres dejaban por la mañana una bandeja con el preparado en el horno de pan para que lo cocinaran durante la jornada laboral y al salir lo recogían.

Actualmente, estos pimientos rellenos de arroz son un buen reclamo para juntarse en familia y degustar este manjar ‘de montaña’. Además, numerosos establecimientos gastronómicos ofrecen las ‘bajoques farcides’ como parte de sus menús gastronómicos de la zona. Quien lo prueba, repite.

 

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